Hostelería y precarización: un monumental fraude estructural
Empecemos por una pregunta simple ¿Cuánto debería ganar si pe. trabajo de camarera o cocinera?, la respuesta es fácil deberían de pagarte una media de entre 1.000 o 1.100 euros mensuales. Deberías de tener día y medio ininterrumpidos de descanso a la semana y media hora para comer. No deberías de trabajar más de 8 horas al día, ni más 40 a la semana. Y te deberían pagar el vestuario. Y deberías poder conciliar tu vida familiar con tu trabajo, y deberías…
Estas deberían de ser nuestras condiciones mínimas de trabajo, las legales, porque así se establecen como condiciones generales en el estatuto de los trabajadores y en el convenio. Pero esto no es así en más del 95% de los empleos en hostelería. Ahora nos haremos una pregunta compleja, ¿por qué esto es así?.
Tardaremos un poco en contestar esta pregunta pero, no desesperes, tiene respuesta. Veamos el 96 % de los nuevos contratos en Hostelería son temporales, la mitad de ellos son a tiempo parcial; y es un porcentaje que aumenta día a día desde 2012. Prácticamente todos estos contratos son fraudulentos, y enmascaran condiciones laborales muy por debajo de convenio. Seamos serias desde la reforma laboral de 2012 no hay contratos temporales, lo que hay son contratos en precario. Lo que hay es subempleo generado en un marco normativo que, no sólo permite, sino que fomenta un monumental “fraude estructural”.
En la práctica, y desde la aprobación de la reforma, con un contrato a tiempo parcial podemos hacer horas extra, aunque las llamen complementarias o compensatorias. Esta posibilidad da absoluta flexibilidad al empresario en cuanto al nuestro tiempo de trabajo. Además abarata nuestro coste puesto que cuando se pagan se remuneran como horas normales, no se les aplican complementos; o directamente no se pagan, o se hace en negro... Cuando en un contrato por horas el salario está por debajo del nivel mínimo de supervivencia, hablar de horas extra voluntarias es una tomadura de pelo. Lo que ha pasado es que se ha generalizado el uso de las horas extra como si fueran obligatorias. Con estas horas extra se alarga la jornada de trabajo a tiempo parcial hasta equipararla a una jornada ordinaria a tiempo completo. Esto tiene consecuencias muy negativas, reduce nuevas contrataciones (al mantener una plantilla inferior a la que realmente sería necesaria), hace que las jornadas se eternicen empeorando las condiciones de trabajo, lo que afecta a nuestra vida familiar y a nuestra salud física y mental; además de aumentar la siniestralidad.
Entonces si la norma estatutaria establece jornadas máximas de 8 horas ¿Por qué es tan fácil hacer contratos a tiempo parcial para jornadas reales de 10 o 14 horas?. Hace poco un periodista de la SER le preguntó esto mismo a Gonzalo Fuentes, (Secretario de Política Institucional de la Federación de Servicios de CCOO). Respondió poco más o menos: porque hay mucho paro y los trabajadores no tienen otra alternativa, así que no protestan. Es triste ver a un sindicalista utilizando los mismos argumentos del capitalismo salvaje, el de la escuela austriaca. Parece que parafrasea a Friedrich Hayek: “La economía funciona mejor en un marco legal desregulado donde los trabajadores no posean derechos ni cobertura social por parte del estado, de manera que sea la competencia feroz por no caer en la miseria el más eficaz incentivo a la productividad”. Esta es la no es la respuesta "compañero".
Vamos a ver se permite la realización de horas extraordinarias por la misma razón que se permiten ERE y ERTES en empresas que no tienen pérdidas, por la misma razón que se permite el despido libre (llamado improcedente en nuestra legislación, que permite despedirte sin ningún motivo). Esta permisividad institucional no es casual sino intencionada, y responde al modelo social que se pretende imponer. Este modelo se impone suprimiendo de derechos históricamente alcanzados por la clase trabajadora, y desregulando las relaciones laborales. Lo único que importa en este modelo son los beneficios del empresario, por encima de cualquier cosa incluida la dignidad, la calidad de vida y la salud de las trabajadoras.
Las horas extraordinarias (compensatorias, complementarias o como quiera que las llame el legislador) son un gran estafa que actúa provocando un círculo vicioso, contribuyen al aumento del desempleo, éste presiona los salarios a la baja, y los bajos salarios hacen que las trabajadoras nos veamos más presionadas o incluso obligadas a realizar más horas. Ahora bien, son sólo una pieza más de un conjunto institucional, legislativo y represivo dictado a la carta para la clase empresarial, y para la maximización de beneficios a costa de quienes realmente producimos.
Es un robo manifiesto que utiliza el miedo a la marginalidad para imponerse, es terrorismo empresarial. Es un robo cuantificable, según un estudio elaborado por CC.OO en 2016, las horas extras trabajadas y no remuneradas alcanzan más de los 3,5 millones, un 56% del total de horas extraordinarias contabilizadas. Si no se hubieran realizado se podrían haber creado 156.000 empleos nuevos. Entre 2010 y 2015 a las trabajadoras nos han robado 12.500 millones, si lo calculáramos hoy la cifra sería mucho mayor.
Cuidado, el informe habla de horas extra contabilizadas, es decir las que tienen un reflejo en tu registro de jornada. Pero las que se trabajan y no se cobran son muchas más, y no son sólo las que nos obligan a trabajar en negro. Porque no hay forma de demostrar que has trabajado estas horas y que lo has hecho fuera de tu jornada laboral normal. Y no hay forma desde el 23/03/2017 porque el Tribunal Supremo falló, al contrario de lo que regula el ET, que “las empresas no están obligadas a llevar un registro de la jornada diaria de toda la plantilla para comprobar el cumplimiento de la jornada laboral”. Queda a la libre voluntad del empresario reconocértelas o no. Si esto no es una estrategia del Estado para empobrecer y precarizar a su pueblo se le parece mucho. Empobreciendo a la población no se genera empleo, y no se crea porque el único objetivo del empresario es su propio beneficio y no la contratación.
Esto lo reconoce hasta el Banco de España, que ve con preocupación este empobrecimiento. Reconoce que los contratos por horas camuflan situaciones de “precarización estructural”, que de tenerse en cuenta aumentaría hasta casi el 30% la tasa de paro forzoso. El subempleo es ya estructural, y así lo define el Banco de España. El “trabajo a tiempo parcial” y las “horas extras forzosas” se han generalizado por completo en sectores como la Hostelería, donde las trabajadoras a tiempo parcial estamos obligadas a trabajar más horas que las contratadas para subsistir. Y a trabajarlas como sea, por ello los pagos en negro forman parte de los usos y costumbres normalizados de la hostelería.
No hay síntomas de que la tendencia precarizadora vaya a revertirse y el responsable, según el Banco de España, son las reformas laborales. La flexibilidad en el uso de estos contratos precarios, y la reforma laboral de 2012 que los permite, es lo que hace que sea tan fácil hacer contratos de tiempo parcial para jornadas reales de 10 o 14 horas. Sr. Gonzalo lo que debería de pedir como sindicalistas no son facilidades al empresario para que cree empleo, es la derogación de esta reforma y cuando negocien el convenio deberían eliminar las contrataciones por horas y las horas extra.
Mientras tanto, Sevilla bate récords históricos en beneficios por turismo, la tasa de paro se sitúa en 25,37 (según el INE para el 1T-2017). Por otra parte más de 300.000 sevillanxs declaran ingresos por debajo del Salario Mínimo Interprofesional (según datos de la Agencia Tributaria). Si vinculamos ambos datos, y si hacemos caso al Banco de España, la precariedad estructural se sitúa en torno al 55%. Esto es, casi la mitad de los sevillanxs o están en paro o, aun trabajando, no consiguen unos ingresos mínimos que les garanticen una vida digna. Esta es la bolsa de miseria que se ha logrado después de 5 años de reforma del mercado laboral.
Este es el resultado de la reforma laboral de 2012, este es el resultado de la suma de contratos a tiempo parcial, horas extra, externalizaciones etc... Este es el resultado: la precarización de sectores completos como o la hostelería, el comercio, y todos aquellos sectores productivos vinculados a esta nueva burbuja turística. En Sevilla tenemos precios muy competitivos, pero en lugar de crecer ordenadamente nuestro turismo se masifica. ¿Quién se beneficia de esto?. Nosotras desde luego que no. Como trabajadoras nos precariza al borde de la miseria. Como vecinas se nos hace la vida imposible. Como inquilinas nos suben el alquiler forzado por la competencia de los pisos turísticos. Como consumidoras nos cierran los comercios de barrio y nos los cambian por franquicias de diseño (con precios fuera de nuestro alcance).. Esta es la consecuencia, una ciudad irrespirable masificada y en franco deterioro social y urbano.
Desde el sindicato CNT hemos puesto en marcha una campaña de información sobre nuestros derechos y de asesoramiento sobre la forma de actuar y organizarse para defendernos. Contra la precariedad extrema esté normalizada para las trabajadoras de la hostelería. Trabajadorxs sin contrato sin alta en la Seguridad Social; contratos temporales fraudulentos; contratos que cotizan por media jornada pero son de jornada completa; no abono de las horas extras; el plus de transporte; no respetar el tiempo de descanso mínimo entre jornadas o no facilitar documentalmente mes a mes el número de horas trabajadas, son norma en muchos establecimientos hosteleros.