
Ha comenzado el nuevo curso con las primeras fiestas, pero todo sigue igual.
Aviso a navegantes, esto le puede afectar a cualquiera de la plantilla. Que no se crean los intocables que esto no va con ellos o con ellas, tenga el puesto que tenga y mucho menos al que le dieron un papelito prometiendo fijeza y fidelidad eterna. Limancar se deshace. Todos los indicios apuntan hacia la privatización de Limancar sin hacer falta que sea oficial.
No hay inversión en recursos humanos con oferta de empleo público (OEP). Aún estamos esperando que se ponga en marcha la del 2024. La del año 25 ni se ve. Lo único que se le asemeja es la aplicación de una estabilización a principio del 2024, impuesta desde la UE, que ha dejado mucho que desear. Tasas de 120 euros para acceder a un puesto de poco más de 1000 euros de sueldo, una vergüenza y un abuso en toda regla consentido por los propios “representantes” de los trabajadores. Plaza guardada en un cajón, y otras a las que, a los legítimos dueños por méritos, no se les ha dado ni la más mínima opción de aceptar o rechazar la plaza, directamente se ha designado otras personas en su lugar.
«La propaganda institucional funciona, esconde la indiferencia de los de arriba hacia los de abajo»
Además, tampoco tenemos inversión en material de trabajo como pueden ser vehículos. Una flota de coches, camiones y barredoras totalmente desfasada que más que limpiar, contaminan y ensucian las calles. Pero eso sí, unos cochecitos nuevos, híbridos para estar a la última moda verde, para encargados, y algún político que asoma la cabeza de vez en cuando por las oficinas, que no falten.
No se suben los sueldos, salvo excepciones, ni se mejoran las condiciones. No interesa, ni ahora, dejándose demorar eternamente en el tiempo la aprobación de una VPT que depende de una RPT la cual aún los trabajadores y trabajadoras no hemos visto. Ni interesa en el futuro subir los sueldos por si un día se pega el cerrojazo y haya que subrogar parte de la plantilla, es decir los fijos, con un «sueldazo».
Mientras la propaganda institucional funciona a plena máquina en las redes antisociales. Aplaudida por los propios trabajadores y trabajadoras que son pisoteados y humillados por los mismos representantes de la empresa que van repartiendo palmaditas en la espalda a través de dichas redes. Publicidad institucional que vende que todo funciona bajo normalidad. Que nos muestra una ciudad limpia y ordenada a su gusto, según qué barrio claro, pero que esconde la indiferencia de los de arriba hacia los de abajo, y que exprime y ahoga a la clase trabajadora para ahorrarse unos céntimos.

Eso sí, mientras, para las empresas externas que no les falte el caudal monetario a repartir de nuestros impuestos de las arcas municipales. Dando trabajo aquí y allá para que se queden con todo el beneficio los empresarios en vez de crear empleos mínimamente dignos con una OEP, por ejemplo. Aumentando así la plantilla de la empresa municipal, que es de todos y todas. De esa manera se repercutirá directamente en las economías menos pudientes. Pero nada, la clase empresarial sabe muy bien defender sus intereses, estén en la política institucional, en un polígono o en el campo.
Los políticos-empresarios están haciendo muy “bien” su trabajo en este país, privatizando todo lo público. Y aquí no íbamos a ser menos. Asimismo, aprovechándose de una clase trabajadora desmotivada por años de sindicalismo vertical y burocrático, desorganizada, individualista, egoísta, vendida por el precio de un puñado de euros ingresados esporádicamente en el salario. Frente a una dignidad y un valor que han pedido hace tiempo. Convencida que sus problemas lo van a arreglar quienes lo originan.
Misma precariedad, misma indiferencia, mismo desprecio.
Entretanto, igual que llegan las promesas, pasado un tiempo se van. Todo sigue igual salvo que de vez en cuando nos distraen con un hueso, unas palmaditas en el lomo. Aun así, ya nos avisan, por WhatsApp y sin guasa, que, si hay una puntual mejora de un festivo concreto es extraordinario, no nos vayamos a acostumbrar a “lo bueno”. Es decir, excepcionalmente, el domingo te lo vamos a pagar un poco más. Ya no hay motivos para decir que no para trabajar y quedarte en casa con la familia o divertirte sin pasar ni por misa ni por caja. Así, matamos dos o tres pájaros de un tiro.
Un incentivo (limosna) para que estés contento el tiempo suficiente que nos aseguremos la Fiesta, local o no, que toca ese día, puente o semana. Y de camino también un lavado de cara de «qué bien» queda todo según lo previsto, limpio y ordenado.
Pero al día siguiente, seguimos igual, misma precariedad, misma indiferencia, mismo desprecio. Sabemos que tarde o temprano esto se acabará, como se acaba los migajones del pastel que ahora se reparten. No habrá más empresa pública. Se habrá todo desmoronado como tantas otras cosas en la vida. Y solamente nos daremos cuenta cuando miremos hacia atrás y ya no haya remedio.
La suerte que tienen estos apoderados de la casa, es que a quien les afecta la gran mayoría están con los ojos vendados y se creen que todo es de buena fe. Que algún día nos darán un trocito del pastel. De igual manera, una minoría disfrutan como carroñas de unos privilegios que poco les van a durar. Porque todo se termina. Al contrario de quien no tenemos vendas ni tampoco queremos privilegios, pero que estamos asqueados de cómo nos mienten en la cara. Cómo nos pretenden distraer como el que entretiene en un corral a las aves domesticadas tirando un puñado de granos.
Y así seguiremos, desgraciadamente, una temporada más, y las que quedan. Tragando este circo romano que tanto gusta vender al turismo .
¿Hasta cuándo esto va a durar? En esta sección sindical de CNT lo tenemos claro. Todo depende de cuánto tiempo vamos a seguir creyendo en el ratoncito Pérez. ¿Cuánto tiempo vamos a seguir delegando en que un puñado de elegidos y elegidas que dicen que nos van a salvar el pellejo por amor al arte? Depende de nuestra onfianza en empezar a caminar por nuestros propios pies para emanciparnos. Dejar de ser el último eslabón de una cadena que nos tiene amarrados a la miseria.
¿Cuándo vamos a dejar que el miedo, con el que juegan, nos impida exigir una dignidad que todos y todas nos merecemos? ¿Cuándo vamos a dejar apartados, por hacer autocrítica, los egoísmos, los individualismos, miradas por encima del hombro y de reojo y las demás penurias que nos impide avanzar como clase trabajadora?
«Privatización y precariedad laboral, dos caras de la misma moneda.»
Algunos y algunas estamos convencidos, y llegamos a la conclusión que debemos estar unidos y organizados. Pero no bajo el paraguas de un Comité de Empresa. Un órgano que en cuanto se constituye, sea aquí o en cualquier empresa, crea un enfrentamiento entre la clase trabajadora que solamente beneficia a los jalifas y jerarcas de la compañía en cuestión y a los elegidos que sacan tajada. Este Comité, que se debería de denominar de trabajadores/as y no de empresa, esto ya nos explica muchas cosas, ha demostrado su ineficacia a la hora de conseguir mejoras generales y comunes a toda la plantilla.
Privatización y precariedad laboral, dos caras de la misma moneda.
¡No a la privatización de nuestro centro de trabajo! ¡Por las mejoras de nuestras condiciones laborales!
