Había ganas y esperanza “por fin”. No se pedía ni más ni menos, que lo mismo que ya tienen otros colectivos, pero esta vez tampoco, finalmente CCOO y UGT se doblegan y vuelven al pesebre, pretendiendo convencernos de que se ha alcanzado un acuerdo satisfactorio, cuando la realidad es que han cerrado, de momento, la posibilidad de luchar por alcanzar sus justas reivindicaciones.
Hacen lo que se espera que hagan, están bien adiestrados, alimentados a base de subvenciones y privilegios, vamos, lo que todo el mundo sabe.
Pero no, por esperado, desaparece la indignación.
Da igual las explicaciones y justificaciones y sus malditas agotadoras e interminables negociaciones y sus malditos “Principios de acuerdos”.
Para qué perder el tiempo y las energías, criticando a estos sinvergüenzas lameculos de CCOO y UGT, o censurar la falta de conciencia colectiva de las y los trabajadores de este sector, similar a la mayoría de otros sectores.
La indefensión y desorganización son responsabilidad de todas las organizaciones sindicales. No hagamos responsables a las víctimas.