Escribo estas líneas desde mi casa, tras haber vuelto el sábado pasado (día 15 de junio de 2024) de la ciudad de Xixón. Allí fui con varias/os compas de rincones de Andalucía para recordarle, a quien dude o tema, que nuestros corazones y nuestras fuerzas siempre estarán al lado de ellas: las compas represaliadas de la pastelería de La Suiza.
Cuando yo me afilié a nuestro sindicato no sabía nada de este tema. Y durante un año no oí nada, pues ya había pasado tiempo suficiente desde los sucesos como para no ser parte de nuestra rutina en Sevilla. Pero un día se me ocurrió ir a un Pleno Confederal, donde conocí a un compa de Xixón. La amistad y el interés me hicieron conocedor de los sucesos, los entresijos y las emociones. Pronto realicé búsquedas por la web tratando de obtener más información. Y después de leer e informarme, me asusté.
“facer sindicalismo nun ye delitu”
Cualquiera que me lea pensará que soy un asustadizo, pero la verdad es que temí por ellas como temí por mí mismo y mis compañeras/os; pues yo soy una de tantas personas que usan ese modelo sindical. Yo soy una más que se niega a bajar la mirada ante un explotador, o callarme ante abusos, o no responder cuando tienen “esas ideas” con las que aparecen en las reuniones de la mañana; ni tampoco con las que cuando amenazan, extorsionan o lastiman a una trabajadora. Salto como animal salvaje a defenderle. Yo soy practicante del modelo de Acción Directa.
Ese temor que me inundaba en realidad, se despejó cuando hace tres años fui a Madrid a una manifestación de la CNT, que gritaba entre sus calles que “facer sindicalismo nun ye delitu” y en la que se subió una de las víctimas al camión para gritar al cielo que no tenían miedo porque estábamos con ellas. Claro. Es que podía pasar de todo, pero ella sentía que su espalda la sujetaba toda una red de compas de aquí y allí. Y el Apoyo Mutuo ahuyentó al miedo.
Estos pensamientos me han seguido rondando desde aquel día. Me preocupaban por haber sido delegado de una sección sindical, sufrido EREs con mis compas, e incluso “disfrutado” de negociaciones. Y todo se me agolpaba con mi compa Mari Carmen el viernes 14 a las 23:00h mientras esperábamos el autobús que nos llevaría a la mani en Xixón en unas diez maravillosas horas de viaje.
“Estáis locos”, “¿Dónde vas con la edad que tienes?” “¿Es que no tienes nada mejor que hacer?” “Eres una heroína por ir” nos decían. Respondíamos: “No, locos no, que hay que estar allí con ellas. Sí, soy mayor, ¿y?. Tengo muchísimas cosas y tareas por hacer en casa, pero esto es más importante. Y “no, de heroína nada: compañera”. Y todas las horas se hicieron livianas rodeados de personas que, desde más lejos que nosotras, cantaban y compartían ideas para defender a las compas y cómo no dejarse vencer por quienes nos quieren calladas.
Al llegar allí, una tropa de compas conocidos y desconocidos se organizaban para darnos de desayunar y abrazar a quienes veníamos de todos los rincones de la península y pronto estábamos entre las calles de Xixón (qué bonita por cierto) gritando que nadie se arruga contra los que quieren a mis compas entre rejas. Miles de nosotros con nuestras banderas hablando, gritando, alzando los puños y recordando a dicha ciudad que no hacían justicia cuando el pueblo se defendía de los caprichos y maniobras de un explotador y sus amigos de toga y ninguna moral. Incluso dos representantes de Comisiones Obreras y UGT estuvieron allí lanzando mensajes de apoyo (¡que está muy bien que recuerden lo que fue ser un sindicato, aunque sea en los momentos más importantes, a ver si se les pega algo y logran salir del agujero donde les metió la firma de los pactos de la Moncloa, leñe! …).
Escuchar a nuestras compas, dando las gracias a quienes estábamos y gritando delante de las ventanas del Ayuntamiento de la ciudad, que teníamos razones para estar y para luchar, es por lo que fuimos allí. Para infundirles nuestro calor y apoyo. Para que vean todos que cuando necesitan, estamos. Y que seguiremos estando.
Las horas de vuelta fueron igual que las de ida, salvo que una mijilla más tristes, pues nos habríamos quedado allí días con ellas. Pero ojo, que nada tienen más que llamar para que vayamos otra vez.
Así que, en definitiva, el haber ido no deja de ser un gesto con varias interpretaciones:
Para ti, compa, recuerda que esto es lo que somos y lo que damos: todo con tal de asegurar que tenemos un futuro de libertad y apoyo en el que no estarás solo/a.
Para ti, empresario, haz el esfuerzo de recordar que tienes una ayuda muy grande para evitar perder el seguir viviendo del cuento: la ley. Así que al menos úsala para que no tengamos que aparecer y recordarte qué es el apoyo mutuo, la acción directa y la lucha obrera.
Para ustedes, CNT Xixón, lo que pidáis. Nos recordáis, con vuestros ejemplos diarios de asamblearismo, anarquismo y comprensión cómo se hacen las cosas y con qué espíritu. Gracias.
Para nuestras compas de CNT, víctimas de el caso de la Suiza sólo recordaros una cosa: os queremos y estamos con ustedes.
Una cosa más: la heterocromía quedó bastante bien en la mani, aunque personalmente siempre disfruté más del colorao.
Ángel Hernández
Afiliado a la CNT de Sevilla