Mientras que los beneficios empresariales vuelven a dispararse en 2021. El Gobierno no deja de mostrar datos económicos que hablan de repunte, recuperación, etc., tras la crisis de la pandemia. Las empresas cotizadas y del IBEX muestran resultados positivos del 5, 10, 15% de beneficios. Pero la patronal no deja de quejarse, y habla de la merma de sus beneficios. Es decir, no es que pierdan dinero de la fortuna que tienen amasada. El problema es que no ganan todo lo que desean, que es incalculable. Levantan el teléfono, hablan con el ministro o ministra de turno, y les dicen que es inadmisible, que necesitan ayudas y bla, bla, bla. Y el Gobierno de Progreso, dialoga, charla, interacciona de manera positiva.
En cambio estos días hemos contemplado impávidos la huelga del Metal en Cádiz. Los trabajadores solicitaban un magro 3% entre pitos y flautas, por resumir, que se ha quedado tras días de conflicto, tanques de la policía, cargas y descargas, y chuleo negociativo, en un 2%. O sea, que cuando toque en 2023, más o menos, el trabajador va a ver que en lugar de 1000 euros, le van a pagar 1020 euros. Y a cascarla. Eso es una tragedia para el empresario que tenga 100 trabajadores, porque le escuecen esos dos mil euros que tendrá que apoquinar a fin de mes, ya que tendrá que sacarlos de los 10.000 o 15.000 que se saca limpiamente vendiendo cables, tuberías, ferralla, o tornillos en función de la demanda. O de alguna subvención de la Unión Europea.
¿No es llamativo que cuando los señoritos se rebrincan, el Gobierno monte desayunos y almuerzos de trabajo, y que cuando los trabajadores piden recuperar algo de capacidad de consumo, les manden a la caballería con todos sus avíos?
Pues esta es la tragedia: la patronal ha declarado en estos días que sus empresas estaban en riesgo de desaparición si perdían «competitividad». O sea, que ser competitivos equivale a pagar sueldos de miseria, con jornadas extenuantes, si es posible con salarios por debajo de convenio, y haciendo horas extras no computables…, en la provincia con la tasa de desempleo más elevada del planeta. Pues vaya mierda de competitividad.
Lo que sí queda claro, es que la patronal no tiene reparos en defender sus intereses y beneficios con uñas y dientes, caiga quien caiga. Queda diáfano que los gobernantes acuden prestos a su auxilio. Y la lección es que los y las trabajadores y trabajadoras no tienen otra opción que tomar ejemplo, y defender sus intereses que no son otros que estos: organizarse sindicalmente, tomar el camino de la Directa, y ganar mucho más, trabajando muchísimo menos. Para que cambie el discurso, y empecemos también nosotros, a ser competitivos.
AcratoSaurio Rex