SEVILLA EN HUELGA: CRÓNICA DE LA JORNADA DEL 29 M.
Desde hacía mucho tiempo la CNT estaba reivindicando, junto con otras fuerzas sindicales, la necesidad de convocar una jornada huelga general. Este debía ser el punto de partida para una serie de movilizaciones que parasen la bestial ofensiva del Capital contra los más elementales derechos de los trabajadores. Así que, cuando finalmente se convocó la jornada de paro, la CNT de Sevilla tenía muy claro que debía contribuir en la medida de sus posibilidades a que ese día fuese un éxito.
La preparación de la huelga empezó mucho antes de que esta se convocara, e incluso mucho antes de que se aprobara la nefasta Reforma Laboral del PP. Hemos participado en la plataforma ‘La lucha está en la calle’ junto con otras organizaciones sindicales y sociales, que ha venido realizando durante los últimos meses una serie de actos con el objetivo de difundir la necesidad imperiosa de una jornada de huelga y de tomar la iniciativa frente a las constantes agresiones de la Patronal y los diferentes Gobiernos que hemos padecido.
Para la Huelga del 29 de Marzo hemos difundido miles de octavillas que mostraban las consecuencias funestas de la última reforma laboral, otras que informaban de los derechos elementales de los huelguistas, hemos pegado de carteles, etc. Asimismo, se decidió unirse como convocantes a la manifestación que, al margen de UGT y CCOO, iba a recorrer las calles de Sevilla reivindicando la derogación de la reforma laboral.
Conscientes de que el comercio y la hostelería son los sectores que más se resisten a secundar la huelga, debido a las condiciones precarias de sus asalariados que temen perder el empleo a la mínima muestra de rebeldía, decidimos que el piquete de la CNT de Sevilla se concentraría en esas empresas. Formado el piquete, a la hora de la apertura de los comercios empezamos a recorrer las calles del centro de Sevilla, alentando a los trabajadores de los locales que estaban abiertos a unirse a la jornada de paro y recriminando a los empresarios que obligaran a sus asalariados a no secundar la huelga.
Estuvimos en las puertas del Corte Inglés junto con otras organizaciones y se vivieron momentos de tensión provocados por la fortísima presencia policial, que empujaba e intimidaba a los integrantes de los piquetes. Una vez más pudimos contemplar cómo la policía se dedicaba a proteger los intereses del gran Capital y reprimir a los trabajadores, cumpliendo a la perfección con la función principal que tienen asignada.
Siguiendo el recorrido por el centro, pudimos comprobar que la inmensa mayoría de comercios y bares de esa zona de la ciudad estaban cerrados. La mayoría de los que permanecían abiertos cerraban a nuestro paso e incluso desde algunos de esos locales los propios trabajadores nos pedían que los cerrásemos, ya que los empresarios los habían obligado a ir a trabajar bajo la amenaza del despido fulminante. Se demostraba de nuevo que los piquetes son necesarios para contrarrestar el miedo y la represión que provocan las empresas sobre sus asalariados para que no secunden la huelga.
Finalmente, la CNT participó con un nutrido grupo en la manifestación que convocábamos junto con CGT, SAT, USTEA, Izquierda Anticapitalista y otras organizaciones. La manifestación, a la que se sumó el Movimiento 15M, fue un éxito total e indiscutible de asistencia: mientras la cabecera había llegado a su destino en el Prado, la cola estaba aún saliendo de Plaza Nueva.
En los mítines finales, el orador de CNT, Antonio Moragues, señaló que la patronal y sus lacayos los políticos tienen como cómplices no solo a UGT y CCOO, sino al propio sistema sindical que desde la transición se ha impuesto a los trabajadores de este país. Pero que si la clase trabajadora quiere, concluyó Moragues, y se organiza rompiendo con el sistema, ni necesita subvenciones ni liberados: ninguna fuerza podrá pararla.
Terminada la jornada de huelga general no podemos permitir que la lucha se pare o se ralentice: si nos quedamos parados no solo no derogarán la terrible reforma laboral, sino que continuarán barriendo el resto de derechos que nos quedan a los trabajadores: irán a por el derecho de huelga, nos obligarán a aceptar nuevas rebajas de salarios, tocarán las vacaciones.
En nuestras manos está darle la vuelta a la situación y que la clase trabajadora vuelva a hacerse temer.